jueves, 15 de abril de 2010

Fuck Friends: Solo para adultos responsables...

Estuve pensando un tiempo en una tradicion para este blog, que fuera intercalado, es decir, uno real, uno digital, uno real, uno digital. Sin embargo, debido a las actividades de mi vida, no habia podido publicar hace rato nada por acá. Pero recordando un articulo que leí hace ya un buen tiempo, decidi buscarlo para ponerlo aqui para cuando lo necesite...  tomado de la revista soho. Aquí va... 

Amigos para tirar

 
Por: LOLA

Empezamos a hacer el amor como amigos, no como amantes. Somos el plan b del otro y eso lo sabemos.
Los he tenido, pero no conocía el término. Se llaman fuck friends, que en español viene a ser algo como 'amigos para tirar'.

El nombrecito me lo dijo mi último fuck friend, una tarde en la que acabábamos de hacer el amor en su cama. Habíamos visto una película antes y luego, como quien dice "la mesa está servida, a comer", cuando vimos los créditos nos desvestimos y tiramos. Luego nos quedamos hablando de la película y burlándonos de los actores, perfectos desconocidos, que intentaban hacer un papel decente.

"¡Qué rico es tener una fuck friend!", me dijo mi amigo. A mí me dio risa el término y me puso a pensar por qué todo el resto de mis amigos para tirar han terminado siendo mis enemigos o simplemente humanos que conviven conmigo en este planeta.

Mi primer amigo con el cual me acosté y seguimos siendo amigos es, como corresponde, mi vecino. Me visitaba con frecuencia y cuando mi novio de ese entonces —un perro sin remedio que se desaparecía los viernes— me dejaba plantada por enésima vez, mi fuck friend aparecía y teníamos una noche amable, tranquila y con buen sexo.

Ocurrió que una noche, en lugar de tirar, decidimos ir a una fiesta. Allá conocí a otro tipo, amigo de mi amigo, que reemplazó al novio perro y, de paso, a mi fuck friend, que no pudo manejar una crisis de celos y se fue para nunca más volver.

Tuve otro, un poco más adelante, que era amigo del trabajo. Este duró poco porque me confesó que él sí me quería y yo lo mandé al carajo, con sexo incluido.

Este tercero ha sido mi amigo por varios años. Cuando nos conocimos nos gustamos enseguida y empezamos a coquetearnos, pero descubrimos que estábamos hechos del mismo material. Él era un perro y yo andaba por los mismos pasos. Un día habíamos tomado mucho tequila y nos empezamos a besar apasionadamente. Fue tan fuerte el asunto que él me mordió el labio, sin querer, y salió una gotica de sangre. Yo me asusté, me eché para atrás y le pregunté qué había hecho. "Es para ver si me enveneno", me dijo, y lamió la sangre.

Ese día tiramos con una pasión animal, pero ninguno de los dos sintió ningún tipo de placer. Estábamos midiéndonos, provocándonos, mirando quién bajaba la cabeza primero. Parecíamos dos gallos de pelea hiriéndonos con lo que teníamos, a espuelazo limpio.

Al día siguiente nos dimos cuenta de que el juego no era ese. Si empezábamos a salir, íbamos a terminar matándonos, si no a mordiscos, sí a insultos. "Tú y yo no podemos acercarnos mucho", me dijo, pero al mismo tiempo la atracción era tan fuerte que no podíamos hacer otra cosa. Poco a poco descubrimos que lo que nos gustaba era que nos divertíamos mucho y decidimos aplicar esa ventaja en el sexo también.

Empezamos a hacer el amor como amigos, no como amantes. Ahora nos comunicamos con risas, conversamos mucho y sobre todo tenemos confianza. Somos el plan b del otro y eso lo sabemos.

Entonces, como él dice, somos fuck friends. Pero aun así, me atrevo a decir que somos más que eso. Somos flotadores para cuando el otro se ahogue, somos oasis en medio de largos veranos cuando hemos terminado con nuestros respectivos novios.

Nunca podría ser novia de un tipo así. Es salvaje, inteligente, divertido y muy atractivo. Pero al mismo tiempo es voluble, caprichoso y mujeriego. Tiene los peores defectos (solo le falta ser tacaño y estamos listos). Sin embargo, sí puedo ser su amiga.

Y eso también tiene la ventaja enorme del sexo. Ahora que no necesitamos probar quién es más fuerte, hacemos el amor, comemos pizza, dormimos siesta y volvemos a hacer el amor. Nos contamos los rollos con los novios respectivos y la pasamos bien, sin dramas ni sufrimientos innecesarios.

Es difícil, me han dicho, tener un fuck friend. Eventualmente terminan mezclándose los sentimientos y tal vez en un futuro alguno de los dos se enamore del otro y se vuelva un infierno. Puede ser, aunque no lo creo. Puede ser también que él se case y se vaya a vivir a otro lado, o que yo me case y no quiera volver a su cama. Pero para todo eso falta tanto, que es mejor no pensar en ello y seguir comiéndome a mi amigo tranquila.